Los barcos no son para mirarse
Andrés García Barrios
Se van, se van siempre,
como si una voz se hubiera desteñido
y ellos fueran su púrpura.
Queda una playa:
boca que no cesa,
bebe agua y expele
una filosofía como de costa.
Palabras vienen,
frescas brisas o arduas tormentas
contra los hoteles del muelle.
Lluvia de arena
hasta crear la copia de un castillo.
¡En un segundo todos los siglos!
Y la eternidad chupándose los dedos
como una turista blanca.
como si una voz se hubiera desteñido
y ellos fueran su púrpura.
Queda una playa:
boca que no cesa,
bebe agua y expele
una filosofía como de costa.
Palabras vienen,
frescas brisas o arduas tormentas
contra los hoteles del muelle.
Lluvia de arena
hasta crear la copia de un castillo.
¡En un segundo todos los siglos!
Y la eternidad chupándose los dedos
como una turista blanca.
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