No quiero estar ahí
Fausto Leyva
Ya sé dónde termina ese callejón
he entrado varias veces
se torna oscuro
tanto que lastima
ahí el hombre
deja de ser carne
se vuelve escombro
latido taciturno
como queriendo
como doliente
ya he entrado a ese callejón
ahí nunca para de llover
es una eterna penumbra
no hay nadie
sólo abismo
filo de botella rota
silencio
no hay paz
ni cariño
ni recuerdo
los muros son altos
y sirven para reventarse la cabeza
nadie vendrá
no importa
nadie escucha
así que uno se puede hacer pedazos
y después que fracturarse el alma
queda la afonía del momento
el sentir cada herida
el frío del suelo
ahí tendido al final del callejón
abrazado a la negritud del pulso
no hay lágrimas
sólo este desastre
un entristecido rincón sin nombre
sin memoria
ya no hay voces
ni rostros
ahí queda tendida la muerte
de noches arrumbadas
de ojos hinchados de tanto crujido
deslumbrada la silueta
no se sostiene el miedo
que pesa tanto como el vacío
demencia ceñida entre las rodillas
ahí
en ese callejón
no hay salida
ni entrada
simplemente se está ahí
como esperando
como muriendo
ya sé dónde termina ese callejón
y no quiero estar ahí.
he entrado varias veces
se torna oscuro
tanto que lastima
ahí el hombre
deja de ser carne
se vuelve escombro
latido taciturno
como queriendo
como doliente
ya he entrado a ese callejón
ahí nunca para de llover
es una eterna penumbra
no hay nadie
sólo abismo
filo de botella rota
silencio
no hay paz
ni cariño
ni recuerdo
los muros son altos
y sirven para reventarse la cabeza
nadie vendrá
no importa
nadie escucha
así que uno se puede hacer pedazos
y después que fracturarse el alma
queda la afonía del momento
el sentir cada herida
el frío del suelo
ahí tendido al final del callejón
abrazado a la negritud del pulso
no hay lágrimas
sólo este desastre
un entristecido rincón sin nombre
sin memoria
ya no hay voces
ni rostros
ahí queda tendida la muerte
de noches arrumbadas
de ojos hinchados de tanto crujido
deslumbrada la silueta
no se sostiene el miedo
que pesa tanto como el vacío
demencia ceñida entre las rodillas
ahí
en ese callejón
no hay salida
ni entrada
simplemente se está ahí
como esperando
como muriendo
ya sé dónde termina ese callejón
y no quiero estar ahí.