Planeta Samsara
Antonio Rosales*
Con Neptuno entre los pies
(Plutón opuesto y al revés)
decoloro matices de tu voz
para, con Freud, Lacan y Jung analizar,
el gris trasfondo de tu adiós.
Pregunté a esfinges, ogros,
hadas, elfos, magos y unicornios,
la clave de nuestro amor:
Solo encontré a Van Gogh
(abandonado por Gauguin)
soñando con pintar
mil noches en la eternidad,
mientras escribe Sylvia Plath
al poeta que la engañará.
Robots, dragones, dríadas y un juglar
hasta morir se burlarán,
por siete mil reencarnaciones yo esperarte
en monasterios de cristal.
¡Apenas puedo escuchar!
Tus sonoras risas falsas
ya se van tras alguien más:
El Sol me grita “¡Espera más!”,
la Luna me confiesa
que no piensas regresar.
(Plutón opuesto y al revés)
decoloro matices de tu voz
para, con Freud, Lacan y Jung analizar,
el gris trasfondo de tu adiós.
Pregunté a esfinges, ogros,
hadas, elfos, magos y unicornios,
la clave de nuestro amor:
Solo encontré a Van Gogh
(abandonado por Gauguin)
soñando con pintar
mil noches en la eternidad,
mientras escribe Sylvia Plath
al poeta que la engañará.
Robots, dragones, dríadas y un juglar
hasta morir se burlarán,
por siete mil reencarnaciones yo esperarte
en monasterios de cristal.
¡Apenas puedo escuchar!
Tus sonoras risas falsas
ya se van tras alguien más:
El Sol me grita “¡Espera más!”,
la Luna me confiesa
que no piensas regresar.
Quiero hacerte el amor esta noche
Antonio Rosales*
Quiero hacerte el amor esta noche
aquí, así, allí, ahí
sobre mi estrecha cama virgen
(temblorosa beata, ignorante del placer)
arrullándonos con el canto de la Luna;
o sobre tu cama, con dos almohadas,
que me juzga sueño maldito
por saberte dueño de otra energía,
otra boca, otra mirada.
Quiero hacerte el amor esta noche
así, despacio, poco a poco,
hasta que amarte se convierta en mi oficio,
pasatiempo, profesión, misión y destino;
hasta que, estudiando tus reacciones,
tu voz terrena, tu piel morena,
el poder de tu lava dentro mío,
y el cálido remanso de tus ojos negros,
de poesía envueltos,
pueda descifrar
secretos de Dios y del Diablo;
como si, beso a beso, desactiváramos
bombas y tanques de guerra
que carga el alma humana;
como si, entre un abrazo y otro,
libráramos al mundo,
de su eterno caos y odio.
Quiero hacerte el amor esta noche
así, en calma, sin interrupciones,
sin tu teléfono gritando que debemos parar
sin la siniestra sombra, fantasmal silueta
(como condena, como barrera, como cadena)
de aquel otro tuyo que me desea
hoguera, llanto y trágica muerte,
por saberme
recuerdo, brisa, refugio y tornado,
que, en ausencia y sin ella,
podría destruir su falso palacio.
Quiero hacerte el amor esta noche
así, hasta la vida y hasta la muerte,
hasta que el tiempo ya no exista,
hasta que solo sepamos llorar de alegría,
hasta que nuestros pasados cobren sentido
y nuestras viejas soledades duelan
por llenar de hielo nuestra quimera.
Quiero hacerte el amor esta noche
así, poquito a poco,
como si de tu cuerpo,
mi oxígeno y células dependieran;
como si con mi voz cocinaras
las más románticas promesas;
como si mis labios adictos fueran
a libar el suave néctar de tu voz,
tu mente, tu corazón,
tus manos, tu cuerpo todo;
como si una y otra vez,
cara a cara, al penetrarme,
en mis ojos pudieras encontrar
caminos directos al Santo Grial.
Quiero hacerte el amor esta noche
ahí, allí, así, aquí,
más fuerte, más agresivo, más intenso,
más rápido, más experto, más impetuoso,
más seguro de este amor y de mí mismo,
hasta que mi imagen se convierta
en templo que te motive a enamorarme,
cada día y cada noche,
hasta por siempre trastornarte
bajo las luces y sombras
de los eternos amantes;
hasta que aquel, el otro,
te libere, se liberen y dejen de engañarse;
hasta que tú, exhausto, sudoroso,
en mi vida quieras quedarte;
hasta que yo, felizmente alucinando,
al fin consumidas la novedad y mi locura,
pueda a mi cordura
volver a aferrarme.
aquí, así, allí, ahí
sobre mi estrecha cama virgen
(temblorosa beata, ignorante del placer)
arrullándonos con el canto de la Luna;
o sobre tu cama, con dos almohadas,
que me juzga sueño maldito
por saberte dueño de otra energía,
otra boca, otra mirada.
Quiero hacerte el amor esta noche
así, despacio, poco a poco,
hasta que amarte se convierta en mi oficio,
pasatiempo, profesión, misión y destino;
hasta que, estudiando tus reacciones,
tu voz terrena, tu piel morena,
el poder de tu lava dentro mío,
y el cálido remanso de tus ojos negros,
de poesía envueltos,
pueda descifrar
secretos de Dios y del Diablo;
como si, beso a beso, desactiváramos
bombas y tanques de guerra
que carga el alma humana;
como si, entre un abrazo y otro,
libráramos al mundo,
de su eterno caos y odio.
Quiero hacerte el amor esta noche
así, en calma, sin interrupciones,
sin tu teléfono gritando que debemos parar
sin la siniestra sombra, fantasmal silueta
(como condena, como barrera, como cadena)
de aquel otro tuyo que me desea
hoguera, llanto y trágica muerte,
por saberme
recuerdo, brisa, refugio y tornado,
que, en ausencia y sin ella,
podría destruir su falso palacio.
Quiero hacerte el amor esta noche
así, hasta la vida y hasta la muerte,
hasta que el tiempo ya no exista,
hasta que solo sepamos llorar de alegría,
hasta que nuestros pasados cobren sentido
y nuestras viejas soledades duelan
por llenar de hielo nuestra quimera.
Quiero hacerte el amor esta noche
así, poquito a poco,
como si de tu cuerpo,
mi oxígeno y células dependieran;
como si con mi voz cocinaras
las más románticas promesas;
como si mis labios adictos fueran
a libar el suave néctar de tu voz,
tu mente, tu corazón,
tus manos, tu cuerpo todo;
como si una y otra vez,
cara a cara, al penetrarme,
en mis ojos pudieras encontrar
caminos directos al Santo Grial.
Quiero hacerte el amor esta noche
ahí, allí, así, aquí,
más fuerte, más agresivo, más intenso,
más rápido, más experto, más impetuoso,
más seguro de este amor y de mí mismo,
hasta que mi imagen se convierta
en templo que te motive a enamorarme,
cada día y cada noche,
hasta por siempre trastornarte
bajo las luces y sombras
de los eternos amantes;
hasta que aquel, el otro,
te libere, se liberen y dejen de engañarse;
hasta que tú, exhausto, sudoroso,
en mi vida quieras quedarte;
hasta que yo, felizmente alucinando,
al fin consumidas la novedad y mi locura,
pueda a mi cordura
volver a aferrarme.
*Nació en Ciudad de México. Escritor desde niño, estudió Periodismo. También ha estudiado en talleres y cursos literarios en instituciones como la Universidad del Claustro de Sor Juana, como el “Taller de Creación Literaria” con el guionista José Alfredo Reyes y “Multiperspectivas: puntos de vista en la literatura”, con Rosa Nissán. Ha publicado poemas, ensayos y artículos periodísticos de opinión en diferentes medios digitales independientes. Actualmente se encuentra buscando recursos y la manera de publicar (o autopublicar) su primer libro, un poemario. Correo: [email protected]