A dolorosa luz
Valentín Arcadio
A la dolorosa luz que alumbra un callejón oscuro en cualquier parte del mundo,
neón que alumbra al cuchillo enterrado en el cuello de todas las travestis muertas en la batalla.
A esa infinidad de charcos de sangre, militares que supieron donde encajar su arma.
A los muertos en vida que nunca dejaron el maquillaje, ni las lentejuelas, ni la mirada altiva: aunque trajeran el sistema inmunológico totalmente destrozado.
A todos aquellos a los que su luz sigue deslumbrando, a pesar del callejón oscuro.
Luz neón, acompaña a las almas de mis camaradas muertas en batalla, recíbelas con un Chanel No. 5. Cúbrelas con un Christian Dior, cuéntales una historia donde la luz neón nunca se apague.
Bocinas, buffers gigantescos de todas las discotecas Queers, ¡revivan a los genios que vislumbraron un mundo distinto!
¡Qué vivan Sócrates, Caravaggio y Moctezuma ll!
Escuchen los rugidos como trompetas apocalípticas que nos llaman: ¡somos el ritmo de una orgía que bombea diamantina dorada!
¡Qué viva la Virgen María con las uñas negras de tanta mugre, de tanta tierra!
¡Que vivan las orgías de todos los guerreros águila en los ombligos del mundo!
¡Qué viva este placebo para este oscuro callejón sin salida!
Reciban al bit multidimensional, que trae consigo una navecita con la palabra Queer a la entrada.
Que exploten todas las bocinas de todos los clubes del mundo:
¡Abajo las fronteras!
¡Abajo las fronteras!
¡Abajo las fronteras!
A ese ojo enloquecido que todo lo mira, ojo universal enclaustrado en un billete verde que no se cansa de caminar el mundo, ¡de vigilarlo!
¡Que vivan los inventos del ojo enloquecido!
¡Los autos de fórmula uno!
¡Las calles con maniquíes más vivos, y más nostálgicos que nunca!
¡Soy una imagen del ojo enloquecido de mundo!
¡Qué viva Zara, por sus maniquíes maniqueos que enajenan de felicidad cuando los miras!
¡Qué viva Zara, por dictarnos como debe ser el color gris y el invierno!
¡Qué viva Zara, por ayudarnos a ocultar bajo sus etiquetas globales el bullyng local de la primaria publica.
¡Qué viva Zara, por enseñarnos a sobajar a nuestros semejantes bajo sus abrigos soberbiamente oscuros.
Gracias, Zara, por darme un lugar en el mundo.
¡Que vivan Andy Warhol, Ginsberg y Capote!
Por recordarnos que la mariconería también puede ser muy gata, y aún así pagar por ella.
¡Que vivan Basquiat y sus graffities de medio millón de dólares!
¡Que viva el Get Set New-yorkino, y que viva la mugre de todas las calles, de todas las capitales del mundo que las hacen resplandecer como el oro!
¡Baila bien duro conmigo, grandísima luz, bestia hecha de montones de cadáveres en un callejón oscuro, síguenos alumbrando, dolorosa neón.
neón que alumbra al cuchillo enterrado en el cuello de todas las travestis muertas en la batalla.
A esa infinidad de charcos de sangre, militares que supieron donde encajar su arma.
A los muertos en vida que nunca dejaron el maquillaje, ni las lentejuelas, ni la mirada altiva: aunque trajeran el sistema inmunológico totalmente destrozado.
A todos aquellos a los que su luz sigue deslumbrando, a pesar del callejón oscuro.
Luz neón, acompaña a las almas de mis camaradas muertas en batalla, recíbelas con un Chanel No. 5. Cúbrelas con un Christian Dior, cuéntales una historia donde la luz neón nunca se apague.
Bocinas, buffers gigantescos de todas las discotecas Queers, ¡revivan a los genios que vislumbraron un mundo distinto!
¡Qué vivan Sócrates, Caravaggio y Moctezuma ll!
Escuchen los rugidos como trompetas apocalípticas que nos llaman: ¡somos el ritmo de una orgía que bombea diamantina dorada!
¡Qué viva la Virgen María con las uñas negras de tanta mugre, de tanta tierra!
¡Que vivan las orgías de todos los guerreros águila en los ombligos del mundo!
¡Qué viva este placebo para este oscuro callejón sin salida!
Reciban al bit multidimensional, que trae consigo una navecita con la palabra Queer a la entrada.
Que exploten todas las bocinas de todos los clubes del mundo:
¡Abajo las fronteras!
¡Abajo las fronteras!
¡Abajo las fronteras!
A ese ojo enloquecido que todo lo mira, ojo universal enclaustrado en un billete verde que no se cansa de caminar el mundo, ¡de vigilarlo!
¡Que vivan los inventos del ojo enloquecido!
¡Los autos de fórmula uno!
¡Las calles con maniquíes más vivos, y más nostálgicos que nunca!
¡Soy una imagen del ojo enloquecido de mundo!
¡Qué viva Zara, por sus maniquíes maniqueos que enajenan de felicidad cuando los miras!
¡Qué viva Zara, por dictarnos como debe ser el color gris y el invierno!
¡Qué viva Zara, por ayudarnos a ocultar bajo sus etiquetas globales el bullyng local de la primaria publica.
¡Qué viva Zara, por enseñarnos a sobajar a nuestros semejantes bajo sus abrigos soberbiamente oscuros.
Gracias, Zara, por darme un lugar en el mundo.
¡Que vivan Andy Warhol, Ginsberg y Capote!
Por recordarnos que la mariconería también puede ser muy gata, y aún así pagar por ella.
¡Que vivan Basquiat y sus graffities de medio millón de dólares!
¡Que viva el Get Set New-yorkino, y que viva la mugre de todas las calles, de todas las capitales del mundo que las hacen resplandecer como el oro!
¡Baila bien duro conmigo, grandísima luz, bestia hecha de montones de cadáveres en un callejón oscuro, síguenos alumbrando, dolorosa neón.