Alas de mariposa
Musa negra*
In memoriam Andrea P. Bortolotti
No lo supimos entonces, pero cuando una mariposa amarilla salió por detrás del sillón, ella la vio negra.
No dijo nada, sólo gritó. Por más que luchamos para sacarla, la mariposa entró de nuevo y se le prendió a la rubia melena. A ella la enterramos una semana después.
Ahora, una serie de mariposas negras acompañan su fotografía en la habitación central de la casa.
No dijo nada, sólo gritó. Por más que luchamos para sacarla, la mariposa entró de nuevo y se le prendió a la rubia melena. A ella la enterramos una semana después.
Ahora, una serie de mariposas negras acompañan su fotografía en la habitación central de la casa.
*Laura Leyva. Lingüista de profesión. Docente de Español como lengua extranjera. Escritora por nece(si)dad, obsesión o manía. Poeta por debilidad y fuerza. Nacida el estado de Puebla una tarde lluviosa de julio. Dueña de un viejo costal de sueños, y algunos proyectos fracasados. Ha pasado sus días sobreviviendo. Colaboradora en diversas revistas en el área de cuento y poesía, como: Parasubidas poético, LIJ Ibero: Revista de literatura infantil y juvenil contemporánea, Revista Sinestesia, La libélula, A rostro oculto, El creacionista. Y en las antologías: Érase una vez un microcuento y Ecos de grito.
Vive con Minnie, el gato, cazando palabras, encontrando las plumas del ave correcta, y esparando un día volar.
Vive con Minnie, el gato, cazando palabras, encontrando las plumas del ave correcta, y esparando un día volar.