¿Hacer teatro para qué?
Lucía F. Izquierdo
Quise inaugurar este espacio con una duda que nos hacemos todos los teatreros al momento de aventurarnos en el siguiente proyecto, Quizá antes de responderla sería importante preguntarnos ¿qué es teatro? Pues aunque conserva ciertos parámetros desde su nacimiento, también es cierto que ha vivido serias transformaciones, que ha sido utilizado para propagar la cultura, preservar la memoria respecto a acontecimientos importantes, para dogmatizar, incluso para difundir el idioma, pero siempre conservando la particular misión de entretener.
Entonces ¿Qué es el teatro? Su profundo sentido está enraizado en las sociedades humanas; en palabras de Lorca “Es poesía que se levanta del libro y se hace humana”, incluso, si pensamos en un sentido lingüístico, el mismo vocablo griego drama es sinónimo de acción y actio, el derivado latino es el vocablo de actor, acto o actividad. Entonces el teatro sería un espectáculo en el que seres humanos interactúan para representar una acción.
Su nacimiento es impreciso, pero está claro que surgió por la necesidad de entender y representar los acontecimientos que se iban suscitando, quizá con un sentido religioso o quizá para preservar memorias. Imaginemos, por ejemplo a una tribu primitiva, cumpliendo con una puesta en escena que muestra las planeaciones de guerra, los pasos que seguirán para enfrentarse a otra tribu que pretende domeñarles; los participantes buscan mostrar técnicas de ataque, pero al final nadie sale herido, solo están planeando el próximo encuentro o recordando el último. Habrá quienes piensen que con ese acto se buscaba entender el alma y con ello las intenciones de sus contrincantes, habrá quienes vean en la representación solo una estrategia de guerra y, por supuesto quienes lo reduzcan a un mero divertimento o hasta una "chaqueta mental"; lo que invariablemente verá el espectador es a un grupo de personas re-presentando un suceso.
Conforme la cultura iba avanzando, Egipto encontró en el teatro el modo de propagar su religión, presentando cíclicamente escenificaciones dedicadas a sus dioses; es una especie de ritual en torno a un mito religioso —“y el rito no es otra cosa que lo que se ve del mito, aunque sea más entretenido ritualizar que mitificar”[1]— mismo protocolo que Grecia retoma y expande, pues son ellos quienes dan (al fin) estructura a la escena y a la organización dramática de la tragedia y posteriormente a la comedia a modo de crítica social. En la tragedia pretendiendo educar a través del ejemplo y de lo que podría pasarle a los espectadores si es que atentan contra uno de los valores considerados “superiores” y en la comedia se busca enseñar mediante el antiejemplo y evidenciar los resquicios de la ley del hombre para así reflexionar al respecto; invariablemente, en ambos géneros la puesta en escena estaba dedicada a Dioniso, dios del vino, de las artes, de los excesos pasionales y del éxtasis en general, por lo que al público le era dado un pan y una copa de vino para compartir con el dios. En el caso de los rituales eleusinos se anticipaba la representación de la obra comiendo un hongo alucinógeno de nombre claviceps purpúrea con el que se creía los sentidos se aguzaban y con ello era más factible escuchar-compartir-vibrar el mensaje de Dioniso mismo; el proceso de ingestión del hongo era ya una re-presentación, pues se realizaban una serie de danzas frenéticas pero sin perder el sentido religioso.
Ahora pensemos en los Alpes bábaros, la procesión de Oberammergau en la que miles de peregrinos y campesinos siguen a un hombre miembro de esa población que representa a Cristo y es acompañado por una mujer del pueblo vecino que personifica a la Virgen María. El estado de ánimo es profundamente religioso (igual que en Grecia), quizá sobre decirlo, pero en esta procesión se está a punto de revivir las escenas de la Pasión. De este modo surge el autosacramental, conocido también como Obra didáctica; pero no se le llamará así sino hasta la aparición de Bertold Brecht; desde entonces conservará una estructura muy similar a la que hoy día conocemos.
La Pieza cobra su estructura hasta el siglo de las luces, ante la necesidad de entender la naturaleza humana, los conflictos psicológicos y la dificultad del individuo para pertenecer a una sociedad a la que siente que no pertenece.
Si aquí nos detenemos y reflexionamos, ya les comenté el modo en que surgen las estructuras de cuatro de los géneros dramáticos y aún no alcanzo a atinar ¿qué es teatro? Si recurrimos a grandes autores, nos encontraremos con definiciones como:
“Los del teatro son parientes pobres de la comunicación, los mendigos de la fiesta”[2] dice Salman Rushdie. Y comparto con el punto de la fiesta, pero el resto de su definición es por demás deprimente y desde mi perspectiva tambien poco acertada, pues se busca comunicar un modo de ver el mundo; el teatro históricamente ha sido uno de los GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN. El lenguaje inglés fue más propagado por las obras de autores como Shakespeare o su maestro Marlow que por las guerras.
Pasando a definiciones menos desmoralizadores, encontramos a Goethe:
“El teatro es un espectáculo. Su ideal es la síntesis del sonido, el color y la plástica. El encanto del teatro reside en su trinidad.
El teatro es la alianza tripartita de las artes de la palabra, la música y el espectáculo visual. El teatro es la universidad de los colores y los sonidos”.[3] Volviendo con esto a la base que comentaba desde el inicio: es entretenimiento. Podríamos incluso citar autores contemporaneos, la definición de Luis de Tavira cuando dice "El teatro es la fiesta de todas las artes" nos habla mucho de la subjetividad, de lo que se busca llevar a escena; de la apuesta estética que se está haciendo, pero ¿eso nos dice qué es teatro?
Lo cierto es que la definición de teatro tiende a formarse acorde a las necesidades del dramaturgo, director, productor o actor que la emite, incluso un espectador experimentado respondería algo distinto de lo que diría alguien que recién comienza a adentrarse en ese mundo. Todo responde a contextos y necesidades sociales, estéticas.
¿Para qué hacer teatro? Yo respondería hoy mismo: para intentar comprender qué me es el teatro. ¿Para qué leer esta columna? Quizá esa es una pregunta que tendremos que respondernos sobre la marcha, buscando algo que esté PARA MONTARSE.
[1] Jorge Eines, Alegato a favor del actor, Gedisa, España, 2007. pp. 22
[2] idem. pp.18
[3] Galina Tolmacheva, Creadores del teatro moderno, col escenología, México, 2011. pp. 21
Entonces ¿Qué es el teatro? Su profundo sentido está enraizado en las sociedades humanas; en palabras de Lorca “Es poesía que se levanta del libro y se hace humana”, incluso, si pensamos en un sentido lingüístico, el mismo vocablo griego drama es sinónimo de acción y actio, el derivado latino es el vocablo de actor, acto o actividad. Entonces el teatro sería un espectáculo en el que seres humanos interactúan para representar una acción.
Su nacimiento es impreciso, pero está claro que surgió por la necesidad de entender y representar los acontecimientos que se iban suscitando, quizá con un sentido religioso o quizá para preservar memorias. Imaginemos, por ejemplo a una tribu primitiva, cumpliendo con una puesta en escena que muestra las planeaciones de guerra, los pasos que seguirán para enfrentarse a otra tribu que pretende domeñarles; los participantes buscan mostrar técnicas de ataque, pero al final nadie sale herido, solo están planeando el próximo encuentro o recordando el último. Habrá quienes piensen que con ese acto se buscaba entender el alma y con ello las intenciones de sus contrincantes, habrá quienes vean en la representación solo una estrategia de guerra y, por supuesto quienes lo reduzcan a un mero divertimento o hasta una "chaqueta mental"; lo que invariablemente verá el espectador es a un grupo de personas re-presentando un suceso.
Conforme la cultura iba avanzando, Egipto encontró en el teatro el modo de propagar su religión, presentando cíclicamente escenificaciones dedicadas a sus dioses; es una especie de ritual en torno a un mito religioso —“y el rito no es otra cosa que lo que se ve del mito, aunque sea más entretenido ritualizar que mitificar”[1]— mismo protocolo que Grecia retoma y expande, pues son ellos quienes dan (al fin) estructura a la escena y a la organización dramática de la tragedia y posteriormente a la comedia a modo de crítica social. En la tragedia pretendiendo educar a través del ejemplo y de lo que podría pasarle a los espectadores si es que atentan contra uno de los valores considerados “superiores” y en la comedia se busca enseñar mediante el antiejemplo y evidenciar los resquicios de la ley del hombre para así reflexionar al respecto; invariablemente, en ambos géneros la puesta en escena estaba dedicada a Dioniso, dios del vino, de las artes, de los excesos pasionales y del éxtasis en general, por lo que al público le era dado un pan y una copa de vino para compartir con el dios. En el caso de los rituales eleusinos se anticipaba la representación de la obra comiendo un hongo alucinógeno de nombre claviceps purpúrea con el que se creía los sentidos se aguzaban y con ello era más factible escuchar-compartir-vibrar el mensaje de Dioniso mismo; el proceso de ingestión del hongo era ya una re-presentación, pues se realizaban una serie de danzas frenéticas pero sin perder el sentido religioso.
Ahora pensemos en los Alpes bábaros, la procesión de Oberammergau en la que miles de peregrinos y campesinos siguen a un hombre miembro de esa población que representa a Cristo y es acompañado por una mujer del pueblo vecino que personifica a la Virgen María. El estado de ánimo es profundamente religioso (igual que en Grecia), quizá sobre decirlo, pero en esta procesión se está a punto de revivir las escenas de la Pasión. De este modo surge el autosacramental, conocido también como Obra didáctica; pero no se le llamará así sino hasta la aparición de Bertold Brecht; desde entonces conservará una estructura muy similar a la que hoy día conocemos.
La Pieza cobra su estructura hasta el siglo de las luces, ante la necesidad de entender la naturaleza humana, los conflictos psicológicos y la dificultad del individuo para pertenecer a una sociedad a la que siente que no pertenece.
Si aquí nos detenemos y reflexionamos, ya les comenté el modo en que surgen las estructuras de cuatro de los géneros dramáticos y aún no alcanzo a atinar ¿qué es teatro? Si recurrimos a grandes autores, nos encontraremos con definiciones como:
“Los del teatro son parientes pobres de la comunicación, los mendigos de la fiesta”[2] dice Salman Rushdie. Y comparto con el punto de la fiesta, pero el resto de su definición es por demás deprimente y desde mi perspectiva tambien poco acertada, pues se busca comunicar un modo de ver el mundo; el teatro históricamente ha sido uno de los GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN. El lenguaje inglés fue más propagado por las obras de autores como Shakespeare o su maestro Marlow que por las guerras.
Pasando a definiciones menos desmoralizadores, encontramos a Goethe:
“El teatro es un espectáculo. Su ideal es la síntesis del sonido, el color y la plástica. El encanto del teatro reside en su trinidad.
El teatro es la alianza tripartita de las artes de la palabra, la música y el espectáculo visual. El teatro es la universidad de los colores y los sonidos”.[3] Volviendo con esto a la base que comentaba desde el inicio: es entretenimiento. Podríamos incluso citar autores contemporaneos, la definición de Luis de Tavira cuando dice "El teatro es la fiesta de todas las artes" nos habla mucho de la subjetividad, de lo que se busca llevar a escena; de la apuesta estética que se está haciendo, pero ¿eso nos dice qué es teatro?
Lo cierto es que la definición de teatro tiende a formarse acorde a las necesidades del dramaturgo, director, productor o actor que la emite, incluso un espectador experimentado respondería algo distinto de lo que diría alguien que recién comienza a adentrarse en ese mundo. Todo responde a contextos y necesidades sociales, estéticas.
¿Para qué hacer teatro? Yo respondería hoy mismo: para intentar comprender qué me es el teatro. ¿Para qué leer esta columna? Quizá esa es una pregunta que tendremos que respondernos sobre la marcha, buscando algo que esté PARA MONTARSE.
[1] Jorge Eines, Alegato a favor del actor, Gedisa, España, 2007. pp. 22
[2] idem. pp.18
[3] Galina Tolmacheva, Creadores del teatro moderno, col escenología, México, 2011. pp. 21