No es fácil
Claire Joysmith*
murmura María desde pálida boca
su cuerpo blando y blanco
sumido sobre un pañal
retazo de vieja tela ocre
entumida una rodilla vendada
cuando su amiga la visita
tras subir trece escalones
de mármol mordido
en un solar de
la Habana Vieja
pantalones tendidos
con pinzas frente a la puerta
oreados en la salsa del grupo
Van van que cimbra vidrios
rotos al estribillo de “¡Atrévete!”.
No es fácil murmura y el olor
a orín y ron se juntan como ella
con este tercer marido que suda
gotas de pobrecito de mi
pues dice que no es fácil
que él sí que trabaja y anda
boteando diario hasta
tarde por las noches
y como no es fácil
toma sólo una de ron
y que si la María se le andaba
ahogando y la llevó de urgencia
a la policlínica a que pudiera
respirar y que le cobraron
100 pesos en bicitaxi por llevarla
y que si le paga 50 pesos diarios a
una mujer que la asea y le hace
de comer lo que él trae como
estas cebollas de olor a sudor
sentadas en un plato en el piso.
María menea la cabeza pues no es fácil
y mira el vacío por delante con frágil sonrisa
pregunta con filo de ansia cuándo
vuelve la amiga de visita pues no es fácil
con la hija allá en Miami sin trabajo.
Y no es fácil pues muchos saben que
María en secreto guarda tacitas
de porcelana y cucharas de
plata de su mamita de antes
de la Revolución, legado para su hija
que jamás surcará aguas a la isla
mientras la sobrina quiere venir
desde Guantánamo a quedarse
pero con todo pues no es fácil y
María ya huele a pisadas de muerte.
su cuerpo blando y blanco
sumido sobre un pañal
retazo de vieja tela ocre
entumida una rodilla vendada
cuando su amiga la visita
tras subir trece escalones
de mármol mordido
en un solar de
la Habana Vieja
pantalones tendidos
con pinzas frente a la puerta
oreados en la salsa del grupo
Van van que cimbra vidrios
rotos al estribillo de “¡Atrévete!”.
No es fácil murmura y el olor
a orín y ron se juntan como ella
con este tercer marido que suda
gotas de pobrecito de mi
pues dice que no es fácil
que él sí que trabaja y anda
boteando diario hasta
tarde por las noches
y como no es fácil
toma sólo una de ron
y que si la María se le andaba
ahogando y la llevó de urgencia
a la policlínica a que pudiera
respirar y que le cobraron
100 pesos en bicitaxi por llevarla
y que si le paga 50 pesos diarios a
una mujer que la asea y le hace
de comer lo que él trae como
estas cebollas de olor a sudor
sentadas en un plato en el piso.
María menea la cabeza pues no es fácil
y mira el vacío por delante con frágil sonrisa
pregunta con filo de ansia cuándo
vuelve la amiga de visita pues no es fácil
con la hija allá en Miami sin trabajo.
Y no es fácil pues muchos saben que
María en secreto guarda tacitas
de porcelana y cucharas de
plata de su mamita de antes
de la Revolución, legado para su hija
que jamás surcará aguas a la isla
mientras la sobrina quiere venir
desde Guantánamo a quedarse
pero con todo pues no es fácil y
María ya huele a pisadas de muerte.
*Nacida en la Ciudad de México, profesora e investigadora en la UNAM, ha realizado proyectos cruzafronteras culturales, literarios y poéticos. Ha publicado ensayo crítico y creativo, traducción, narrativa y poesía, de manera bilingüe, en México y en el extranjero. Ha publicado en antologías como Dondepalabra (ed. Rosina Conde), Voices Without Borders II (Best Book Award for Fiction & Literature 2009, E.U.), Un solo mare e la parola, y en las revistas Blanco móvil, Revista de la UNAM, FORUM (Alemania), Literal, Diálogo (E.U.), Sábado del Uno más uno , Signs, Blue Heron Review, Siinden (Turquía), entre otras. Es editora de Las formas de nuestras voces (Premio Feria Universitaria del Arte ‘96) y Cantar de espejos, entre otros varios. Su poesía se ha traducido al inglés, español, maya, italiano y turco; sus dos poemarios son Silencio de azules (Samsara, 2016) y Écfrasis (junto con el artista visual José Díaz) (Tijuana, CECUT, 2018). Escribe porque no hacerlo sería perderse del pulso mismo de la vida.