Ocric-le
Mar Madariaga
Sabían que había ahí seres impresionantes, diferentes y además, diferentes entre ellos, que podían transmitir las emociones más variadas, expectación y miedo, regocijo, alegría incontenible, asombro pero también tristeza abrumadora, compasión dolorosa. Sabían que miles de colores saltaban a la vista y que daba escalofrío la certeza de que cuando las luces de la pista se apagaban del todo, ellos seguían ahí. Los artistas apenas podían esperar el momento de salir a ver al público.