Trayectorias
Iliana Rodríguez
1
Era un lugar
en medio del mundo.
Junto a la vía del tren
abandonada,
una otra yo
—que antes fui--
te atisba
entre la niebla
y los volcanes.
Las flores
fluyen
en la sombras.
Creo ver un hilo de tu hábito.
¿Será un hilo-luz de Luna?
Te presiento
o te recuerdo,
Juana.
2
El rincón
sobreviviente
de tu casa:
la esquina de adobe
en ruinas.
El tiempo gira, gira.
Regresa y gira.
Gira un trompo
sobre la harina
que cubre el piso.
Observas
la trayectoria.
¿Círculos o elipses?
La espiral de la agonía.
¿Es la cocina de tu madre?
¿Es el claustro de un convento?
Otra yo
—que ha sido--
mira tus sombras
fugitivas.
(Fumo y descubro
mis jeans desgastados
por el tiempo).
Regresa, gira.
Miro
el rincón de tu casa
en ruinas.
3
Por aquí, la biblioteca:
en ese jardín
de las palabras,
árbol de fruto
codiciable.
Emanan voces.
Retórica.
Medir el mundo.
Meditarlo.
Aritmética.
Natural astrología.
La música, las aves.
¿Teología?
Afuera,
los rumores de un naranjo:
es otro libro.
Me descubro
—otra, niña--
en mi propia casa.
Leo
tus obras, Juana.
Los cuatro ríos
cercan el paraíso.
Oigo el murmullo de un fruto que madura.
Juana,
los frutos llaman.
4
Este volcán es una cifra.
Su enormidad en nieve.
Su inmensidad en fuego.
Habla en lenguas.
¿Lo escuchas?
Adiós, Cerro que Humea.
Adiós.
Quedan atrás los herbolarios.
5
El agua duerme,
Juana.
En este lago,
las quietas aguas.
¿En este espejo
el tiempo se detiene?
Escribes sobre el lago.
O en el lago.
Quisiera fijar tu rostro
en esta sucesión de rostros.
6
Grande es la soledad
que de todos modos se padece.
Los muros
de este dormitorio
se fugan en desbandada.
Las líneas no corren paralelas.
¿Más allá se juntarán?
Palacios, conventos.
Conventos y palacios.
Mostrarse en máscaras.
Sombra esquiva.
Angélica forma.
7
Sueñas
que intuyes de golpe el universo.
Es sabido
cómo te despeñas.
Contigo se despeña un mundo.
Escucho caer los volúmenes
de los estantes.
Como en todo un terremoto.
La peste trepa por los muros.
La hiedra cubre
los folios
de los libros.
8
Reconstruyeron la vía.
Tu casa es un museo.
Ya no fumo; mis jeans
serán del polvo.
Aquella yo —la que fui--
te busca
para siempre
entre la niebla.
Cree que te atisba
en una luz
más cierta.
Era un lugar
en medio del mundo.
Junto a la vía del tren
abandonada,
una otra yo
—que antes fui--
te atisba
entre la niebla
y los volcanes.
Las flores
fluyen
en la sombras.
Creo ver un hilo de tu hábito.
¿Será un hilo-luz de Luna?
Te presiento
o te recuerdo,
Juana.
2
El rincón
sobreviviente
de tu casa:
la esquina de adobe
en ruinas.
El tiempo gira, gira.
Regresa y gira.
Gira un trompo
sobre la harina
que cubre el piso.
Observas
la trayectoria.
¿Círculos o elipses?
La espiral de la agonía.
¿Es la cocina de tu madre?
¿Es el claustro de un convento?
Otra yo
—que ha sido--
mira tus sombras
fugitivas.
(Fumo y descubro
mis jeans desgastados
por el tiempo).
Regresa, gira.
Miro
el rincón de tu casa
en ruinas.
3
Por aquí, la biblioteca:
en ese jardín
de las palabras,
árbol de fruto
codiciable.
Emanan voces.
Retórica.
Medir el mundo.
Meditarlo.
Aritmética.
Natural astrología.
La música, las aves.
¿Teología?
Afuera,
los rumores de un naranjo:
es otro libro.
Me descubro
—otra, niña--
en mi propia casa.
Leo
tus obras, Juana.
Los cuatro ríos
cercan el paraíso.
Oigo el murmullo de un fruto que madura.
Juana,
los frutos llaman.
4
Este volcán es una cifra.
Su enormidad en nieve.
Su inmensidad en fuego.
Habla en lenguas.
¿Lo escuchas?
Adiós, Cerro que Humea.
Adiós.
Quedan atrás los herbolarios.
5
El agua duerme,
Juana.
En este lago,
las quietas aguas.
¿En este espejo
el tiempo se detiene?
Escribes sobre el lago.
O en el lago.
Quisiera fijar tu rostro
en esta sucesión de rostros.
6
Grande es la soledad
que de todos modos se padece.
Los muros
de este dormitorio
se fugan en desbandada.
Las líneas no corren paralelas.
¿Más allá se juntarán?
Palacios, conventos.
Conventos y palacios.
Mostrarse en máscaras.
Sombra esquiva.
Angélica forma.
7
Sueñas
que intuyes de golpe el universo.
Es sabido
cómo te despeñas.
Contigo se despeña un mundo.
Escucho caer los volúmenes
de los estantes.
Como en todo un terremoto.
La peste trepa por los muros.
La hiedra cubre
los folios
de los libros.
8
Reconstruyeron la vía.
Tu casa es un museo.
Ya no fumo; mis jeans
serán del polvo.
Aquella yo —la que fui--
te busca
para siempre
entre la niebla.
Cree que te atisba
en una luz
más cierta.