Jattin y sus demonios
Juan Fernando Ruiz*
De la interminable edad adolescente otorgada por la cannabis sativa
diré un elogio diferente, su mal es menos bello.
Raúl Gómez Jattin
diré un elogio diferente, su mal es menos bello.
Raúl Gómez Jattin
Eras un sinvergüenza
que navegaba calles como mares profundos,
escribías bajo el sinsabor de los días
y las noches se volvían cromos de chocolatina arrugada en tus bolsillos.
Entonces sin saberlo,
tu realidad soberbia te adentro a una locura tranquila,
profunda como los ojos de tu madre,
te arrastro la poesía en su caudal profiláctico,
y aullaste noches de luna
donde con pastillas te quitarían las alucinaciones.
Recorriste clínicas donde escribiste tus hermosos poemas
mientras fumabas tabaco con la mirada en silencio
y los dedos a gritos.
Raúl, entre tus misterios está el miedo,
el miedo que habla a través de los poros
que generan ríos de poesía y cascadas
de momentos,
así, has pasado como un prado verde
a incendiar los ojos de los dioses,
me has quemado la lengua
y me has hecho doler la garganta
leyendo unos cuántos versos en tu nombre.
Hay noches donde me pregunto por ti,
donde la causa es el instante
el dolor la ira de que en aquel 92 esos locos eran ellos
los que encapsularon tu libertad,
los que hicieron mentiras a forma de verdad
para que les creyeras Raúl,
en tus ojos se ve la extraña niñez que soportas,
no mientas Raúl
el tiempo es el verdugo de la gente genial
sin duda alguna, la simple
cuestión es amar el alma y la locura
y la poesía.
Jattin, tal vez la muerte te haya hecho viejo,
el licor te haya hecho alucinar,
las clínicas con su olor a desesperación te hayan hecho llorar.
así, como lloran los amantes en silencio
y no hablo de ti o de mí,
hablo de aquellos que por simple azar de las palabras
resultaron heridos.
que navegaba calles como mares profundos,
escribías bajo el sinsabor de los días
y las noches se volvían cromos de chocolatina arrugada en tus bolsillos.
Entonces sin saberlo,
tu realidad soberbia te adentro a una locura tranquila,
profunda como los ojos de tu madre,
te arrastro la poesía en su caudal profiláctico,
y aullaste noches de luna
donde con pastillas te quitarían las alucinaciones.
Recorriste clínicas donde escribiste tus hermosos poemas
mientras fumabas tabaco con la mirada en silencio
y los dedos a gritos.
Raúl, entre tus misterios está el miedo,
el miedo que habla a través de los poros
que generan ríos de poesía y cascadas
de momentos,
así, has pasado como un prado verde
a incendiar los ojos de los dioses,
me has quemado la lengua
y me has hecho doler la garganta
leyendo unos cuántos versos en tu nombre.
Hay noches donde me pregunto por ti,
donde la causa es el instante
el dolor la ira de que en aquel 92 esos locos eran ellos
los que encapsularon tu libertad,
los que hicieron mentiras a forma de verdad
para que les creyeras Raúl,
en tus ojos se ve la extraña niñez que soportas,
no mientas Raúl
el tiempo es el verdugo de la gente genial
sin duda alguna, la simple
cuestión es amar el alma y la locura
y la poesía.
Jattin, tal vez la muerte te haya hecho viejo,
el licor te haya hecho alucinar,
las clínicas con su olor a desesperación te hayan hecho llorar.
así, como lloran los amantes en silencio
y no hablo de ti o de mí,
hablo de aquellos que por simple azar de las palabras
resultaron heridos.
*Juan Fernando Ruiz Arango, Nací el 7 de agosto de 1999 en Santa Rosa de Osos, Antioquia, Colombia. Desde una edad temprana me interese por el arte y por la literatura, hago parte del taller de literatura Rayuela, el cual ha sido un gran apoyo para mi camino literario, estudié en la Escuela Normal Superior de Santa Rosa y actualmente estoy cursando el programa de formación para maestros del mismo colegio, aparte de escribir, durante toda mi vida me he llenado de diversos saberes y desde pequeño he dibujado, soy profesor de dibujo en el colegio donde me gradué, actualmente he estado generando espacios de lectura como clubes literarios, café y poesía, tertulias y todo en torno a los espacios de aprendizaje y fomento de la literatura.