Oportunidades
Horacio Chirino*
Él se arrodilló, no le importaba tenerlo en su lengua,
el sabor,
lo grande
que
era.
Ya tenía el cuerpo de Cristo en su boca.
(Rezaba por oportunidades en el cielo).
el sabor,
lo grande
que
era.
Ya tenía el cuerpo de Cristo en su boca.
(Rezaba por oportunidades en el cielo).
*Me di cuenta que las personas que se sientan al frente de mí en el bus, siempre se quejaban de lo amargo del clima y de que en Google no existe música de amor para días nublados, así que me senté a escribir lo que me ocurría. Me gusta el color gris, los sándwiches de jamón con mermelada de fresa y me aterran las estatuas gigantes. Sueño con que algún día podamos salir a la calle tomando de la mano a nuestra pareja, sin que nadie nos diga nada.