Vivo
Antonio Medina Padilla*
…un buen día ya no pude más, me estaba volviendo loco, quería salir corriendo, respirar aire fresco: empecé a gritar, a golpearme, me azoté con todo lo que pude, golpeé mi cara con mis propias manos; reía, lloraba, decía cosas absurdas y, en ese estado de catarsis, comencé a masturbarme. En ese dolor había encontrado algo: placer. Un placer único que nunca antes había experimentado; el del dolor que nos recuerda que estamos vivos, mezclado con el del orgasmo que nos lleva momentáneamente cerca de la muerte.
Así que repetí esta escena cada vez más y más; me golpeaba para aumentar el éxtasis. Paulatinamente, comencé a hacerlo casi a diario: al despertar cada mañana, por las noches, incluso de madrugada. Sólo podía pensar en eso, los límites cada vez eran menos, todo se valía, era mi momento de vivir. Lacerarme fue el siguiente paso. Infringía heridas en todo mi cuerpo. Cada vez necesitaba que fueran más profundas y ver cómo brotaba de ellas aquel semen color carmín que eyaculaba de mi cuerpo, todo yo era un orgasmo: nunca me sentí tan vivo.
Pero hoy algo no anda bien; estoy temblando. El éxtasis aún no pasa y poco a poco, mientras vuelvo a la realidad, al verme tendido, manchado de semen, bañado en la sangre que no para de salir de mi vientre, ya no sé si mañana voy a despertar, o pasado mañana, o en un mes.
Ya no puedo parar…
Así que repetí esta escena cada vez más y más; me golpeaba para aumentar el éxtasis. Paulatinamente, comencé a hacerlo casi a diario: al despertar cada mañana, por las noches, incluso de madrugada. Sólo podía pensar en eso, los límites cada vez eran menos, todo se valía, era mi momento de vivir. Lacerarme fue el siguiente paso. Infringía heridas en todo mi cuerpo. Cada vez necesitaba que fueran más profundas y ver cómo brotaba de ellas aquel semen color carmín que eyaculaba de mi cuerpo, todo yo era un orgasmo: nunca me sentí tan vivo.
Pero hoy algo no anda bien; estoy temblando. El éxtasis aún no pasa y poco a poco, mientras vuelvo a la realidad, al verme tendido, manchado de semen, bañado en la sangre que no para de salir de mi vientre, ya no sé si mañana voy a despertar, o pasado mañana, o en un mes.
Ya no puedo parar…
*Antonio Medina Padilla (Ciudad de México). Escritor y Asistente de Dirección y de Producción Audiovisual. Actualmente estudia la Licenciatura en Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Ha publicado algunos de sus cuentos y ensayos en revistas digitales e impresas, tanto nacionales como en el extranjero. Su interés por entender los recovecos de la mente humana y su pasión por distintas disciplinas (la literatura, el cine, la música...) lo han llevado a trabajar por igual en montajes teatrales, así como en el proceso creativo y en la realización de proyectos para cine y televisión, como comerciales, spots, testimoniales y cortometrajes.