|
Una de vaqueros
Ecos
No es fácil dejar ir. No sé estar sola. Por eso, cuando conocí a Josué vi en él la oportunidad de acabar con mi soledad. Pero, no sucedió. Recuerdo que lo nuestro fue amor a primera vista. Él iba al trabajo cuando me vio. Yo estaba allí, hermosa, entre dos árboles de jacaranda que recién florecían; los rayos del sol se colaban entre las copas violetas y un cálido destello dorado caía sobre mí. La imagen, sin duda, era la de un cuadro elegante. Y Josué se enamoró. Él hizo todo por tenerme, y me dejé conquistar. Pronto su voz, su perfume y todo su ser se impregnó en cada parte de mí.
La primera noche que pasamos juntos, él puso música suave; un ligero aroma a sándalo nos envolvió. Josué era feliz conmigo. Antes de dormir platicaba sus planes, mientras yo lo escuchaba atenta disfrutando hasta el más pequeño eco de su voz. Él me cuidaba. Me sentía dichosa de estar con él.
La primera noche que pasamos juntos, él puso música suave; un ligero aroma a sándalo nos envolvió. Josué era feliz conmigo. Antes de dormir platicaba sus planes, mientras yo lo escuchaba atenta disfrutando hasta el más pequeño eco de su voz. Él me cuidaba. Me sentía dichosa de estar con él.
Capgras
19 de marzo
Encontré mis pastillas fuera de lugar. Quizá David las movió sin querer. Yo y mi obsesión por el orden, me gusta encontrar las cosas tal y como las dejé.
24 de marzo
Me he sentido más somnolienta que de costumbre, bostezo todo el día y me levanto más tarde. Debe ser el medicamento.
27 de marzo
Sigo sintiéndome adormilada. Llamé al doctor Llerenas, pero está de vacaciones. Desde mañana sólo tomaré media pastilla en la noche y un cuarto al medio día.
Encontré mis pastillas fuera de lugar. Quizá David las movió sin querer. Yo y mi obsesión por el orden, me gusta encontrar las cosas tal y como las dejé.
24 de marzo
Me he sentido más somnolienta que de costumbre, bostezo todo el día y me levanto más tarde. Debe ser el medicamento.
27 de marzo
Sigo sintiéndome adormilada. Llamé al doctor Llerenas, pero está de vacaciones. Desde mañana sólo tomaré media pastilla en la noche y un cuarto al medio día.
Laura
Fausto Leyva
Voy a contar una historia.
Conocí a Laura en la estación del tren en Arriaga, Chiapas, le ayudé a tomar el tren, por poco y lo perdemos, venía con los pies sangrando y sin zapatos. Sí, eso que está pensando es justo lo que no le voy a decir. No lo aburriré con el típico discurso de “es una inmigrante, salvadoreña, que atraviesa México en La Bestia, para lograr el sueño americano y así ayudar a su hija y padres que viven en extrema pobreza” ¡no! eso ya lo saben de antemano.
¿Se imagina lo que es correr cómo loco detrás de un tren después de haber caminado durante tres días y sus noches? Es casi lógico que uno traiga los pies hechos pedazos para cuando hay que montar a la bestia. Esa noche, Laura contó que al cruzar el río Suchiate unos sujetos la asaltaron, le habían quitado la ropa y metido la mano por todos lados, hasta en el culo para ver si traía dinero. Le quitaron 500 dólares que encontraron metidos en su sexo. Luego la dejaron en medio del monte junto a otros con los que había cruzado en la misma balsa.
Conocí a Laura en la estación del tren en Arriaga, Chiapas, le ayudé a tomar el tren, por poco y lo perdemos, venía con los pies sangrando y sin zapatos. Sí, eso que está pensando es justo lo que no le voy a decir. No lo aburriré con el típico discurso de “es una inmigrante, salvadoreña, que atraviesa México en La Bestia, para lograr el sueño americano y así ayudar a su hija y padres que viven en extrema pobreza” ¡no! eso ya lo saben de antemano.
¿Se imagina lo que es correr cómo loco detrás de un tren después de haber caminado durante tres días y sus noches? Es casi lógico que uno traiga los pies hechos pedazos para cuando hay que montar a la bestia. Esa noche, Laura contó que al cruzar el río Suchiate unos sujetos la asaltaron, le habían quitado la ropa y metido la mano por todos lados, hasta en el culo para ver si traía dinero. Le quitaron 500 dólares que encontraron metidos en su sexo. Luego la dejaron en medio del monte junto a otros con los que había cruzado en la misma balsa.
Monedita de oro
Araceli Rodríguez Román
Los gritos de Elia me asustaban cada vez más; las piernas me temblaban y sentía que me faltaba el aire. Se me revolvía la panza. Vi cómo se le enrojecieron los cachetes; lloraba mucho, parecía un jitomatito exprimido. Le daba miedo caer al patio de la escuela; pedía que no la aventaran. Mis compañeros gritaban: ¡No la queremos aquí! ¡Que se vaya a su otra escuela! ¡Aviéntenla! ¡Que se caiga!
El estúpido afelpado
Helena Blake
Es noviembre y hace frío en la habitación, resulta inusual visitar un lugar que algún día fue mi refugio. Desde la muerte de mi madre no quise volver a mi antiguo hogar, quizás son las pelusas que cubren los muebles las que me hacen enterrar todo lo que fui. Es terriblemente triste, estar en casa y sentirse ajeno.
Echo un ojo por el viejo lugar, los recuerdos florecen en el momento que mis dedos rozan el polvo. Estoy en el centro de mi infancia, juego con las crayolas rotas y mi mirada se detiene en un pequeño oso de peluche…
Echo un ojo por el viejo lugar, los recuerdos florecen en el momento que mis dedos rozan el polvo. Estoy en el centro de mi infancia, juego con las crayolas rotas y mi mirada se detiene en un pequeño oso de peluche…
Lázaro
Héctor Núñez Martínez
El cuarto era estrecho, sofocante, como el hueco de un árbol petrificado. Una pequeña luz colgaba del techo, blanca e intermitente como los sueños de los puros. Una humilde mujer estaba cosiendo y sus manos temblaban mientras alisaba la tela. El sonido de la máquina de coser susurraba, imperturbable, la misma conversación, para que no estuviera tan sola delirando tristes monólogos. Movía la boca, envejecida, parecía que estaba contando las veces que el hilo entraba y salía de la tela. Su esposo estaba muerto.
La muerte chiquita
Casi aquí
No hay forma de despertarse igual
no igual que ayer o entonces
sino igual a uno mismo
difícil imposible ser uno mismo todo
sentirse siempre todo alguna vez apenas
amanece
y antes de abrir los ojos
se despierta la piel donde viajamos
no igual que ayer o entonces
sino igual a uno mismo
difícil imposible ser uno mismo todo
sentirse siempre todo alguna vez apenas
amanece
y antes de abrir los ojos
se despierta la piel donde viajamos
Universo
Rafael Hernández Barba
En el confín del Universo
la singularidad inestable
deforma dimensiones:
dos agujeros negros
se tragan mutuamente.
Galaxias burbujeantes
revientan
en sordas implosiones.
la singularidad inestable
deforma dimensiones:
dos agujeros negros
se tragan mutuamente.
Galaxias burbujeantes
revientan
en sordas implosiones.
Árbol
Lourdes Aparición
I
Somos estrellas caídas
con pies
para no volar
y echarnos a correr,
con boca
para escupir la vida.
somos
casas de colores
en un cerro
de blanco y negro
con niños
jugando en la plaza
Somos estrellas caídas
con pies
para no volar
y echarnos a correr,
con boca
para escupir la vida.
somos
casas de colores
en un cerro
de blanco y negro
con niños
jugando en la plaza
Tiene su chiste
Adiós a la gloria
¿Qué pasa? Este mundo se ha vuelto pequeño, con un hedor asqueroso. Tengo comezón en las bolas y no me las puedo alcanzar. Hace frio, ya no tengo pelo, perdí mis colmillos, ya no soy tan veloz. Mis amigos intentan morderme cuando me acerco y las perras huyen en mi presencia. La gente me mira con asco, gritan, maldicen, me ha encerrado en una jaula enorme, perdí los paseos sin rumbo y a esas largas horas de contemplación desde cualquier banqueta, el excitante arte de esquivar patadas, mordidas, carros, aguaceros y noches frías, de evadir a la mismísima muerte.
Tirando letras
Fragmentos de la presentación de los integrantes de la revista Monociclo en la Feria Internacional del Libro del Zócalo 2017
Presentación de los libros: Testimonios de mujeres sobre escritura creativa y Ensayos críticos sobre autoras y temas, de la Dra. Leticia Romero Chumacero. Comentarios y observaciones por la Dra. Iliana Rodríguez y la autora.
Octubre 2017, plantel Del Valle de la UACM.
Octubre 2017, plantel Del Valle de la UACM.